jueves, 30 de abril de 2015

Breves historias Jornaleras (Valtierra a Lira)


 
                                                      

 
Fundador de La Jornada expresa apoyo incondicional a Carmen Lira

Escribió el fotógrafo Pedro Valtierra el 30 de abril 2015:

Respecto a todo lo que ocurre en La Jornada, sin duda, mi apoyo a Carmen Lira y que todos tomemos las cosas con mucha calma y mesura. Seguro que hay problemas, como los tienen otros medios. Hace mucho bien no exagerar y echarle leña al fuego. Los accionistas debemos estar muy pendientes y en la próxima asamblea hablar del tema ampliamente, por supuesto con absoluto respeto. Eso pienso

Opinión de Juan Balboa, también fundador de La Jornada, el 30 de abril 2015.

Estimado y querido Pedro, desde luego que todo el apoyo a la gran periodista Carmen Lira. Tengo presente, como si fuera ayer, cuando acompañé a Carmen a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a buscar al obispo Samuel Ruiz para que aceptará ser socio fundador de nuestra empresa Demos, Desarrollo de Medios, S- A. de C. V. (editora de La Jornada), lo logramos.  Vos Pedro, me gusta el tono de tú texto y como socio fundador tendré mesura. Nuestro periódico arrastra graves problemas financieros y de producción editorial, recuerda que en una asamblea de socios presenté un documento crítico y en el que describía los excesos de una camarilla de mandos medios que estaban (y siguen) acabando con la empresa y el periódico. Es el momento de salvar el proyecto que tanto esfuerzo costo y girar el timón del barco unos 180 grados. Estamos contigo mi querido y admirado Pedro. Abrazos.CVV.

martes, 21 de abril de 2015

Breves historias Jornaleras (Galeano en La Jornada)




                                                                                                        
 

Un periodista sin parangón llamado Eduardo Galeano

Juan Balboa

Ciudad de México, 21abril2015.-Un  año antes del gran temblor que partió a la Ciudad de México nació La Jornada. Seis meses después el maestro Miguel Ángel Granados Chapa y el escritor Héctor Aguilar Camín coincidieron en hacer un gran evento de periodistas, intelectuales y escritores.

Se logró gracias a la Universidad de Puebla. Se llamo “Jornada de la Comunicación”. Manuel Altamira, el mejor reportero de La Jornada, ya fallecido, y su servidor fuimos los encargados de la logística y la organización.

El plato principal del menú era Eduardo Galeano. Él cerraba el evento. Éramos encargados de buscar a Galeano en el aeropuerto de ésta ciudad de locos. Me acompaño Manuel.

Como chiapaneco no sabías que cuando vas al aeropuerto y no te conocen debes hacer un cartelito que diga algo así: “Sos vos Eduardo” o “Yo soy Juan”.

El último no era necesario. Llego Eduardo Galeano. No paso más de cinco minutos, nos vimos cara a cara. Maestro soy –nunca le dije que era Juan Balboa- de La Jornada. Soy el que lo llevará a su hotel.

Hombre sencillo, humilde y sabio. Se subió a un carro destartalado de aquella Jornada. Ni siquiera se había sentado cuando nos pregunta: “¿Está muy lejos el periódico del hotel?”.

Le respondió Manuel Altamira: “No, está muy cerca”. Era el hotel Regis, sí el que se derrumbó un año después que nació La Jornada. ¿”Me pueden llevar al periódico”? Pidió como una súplica. Eran las cinco de la mañana.

Manuel Altamira le pregunto una y otra vez. ¿“Maestro, son las cinco de la mañana”? ¿”Usted quiere ir al periódico”?

La respuesta fue contundente: “Sí”.

El viaje fue largo. Nunca dudo. “Sí, quiero ir al periódico”. Vire el carro destartalado hacia la calle Balderas.

Bajamos.

Los compañeros de circulación nos veían como locos o borrachos. No sabían quién era el tipo raro que nos acompañaba. Nos saludaban, querían preguntar. No se atrevían. Tenían mucho respeto a Manuel y al que escribe.

Eduardo Galeano subió una escalera del siglo 19. Era un edificio colonial, aún existe. Y vio una redacción abandonada, las cuartillas tiradas y mucha basura.

Eran máquinas manuales. Había cuartilla por todas partes. Una entrada que no le gusto algún  reportero. Otro no sabía cómo entrarle. El maestro Galeano le pidió a Manuel Altamira un periódico del día, “de hoy”, dijo.

Manuel bajó hablar con los compañeros de circulación para solicitarle un periódico que estaba en circulación. En broma le preguntaron si haría el trabajo  de ellos. Se lo dieron. Manuel se lo llevo a Eduardo Galeano en una redacción de caos, lúgubre.

Le agradeció a Manuel. Tomo el periódico. Se lo llevo a su nariz. Aspiro, aspiro, aspiro. Dijo: “¡Esto es periodismo!”. Nos quedamos viendo con Manuel Altamira.

Bajamos las mismas escaleras y lo llevamos al Regis. (CVV).