viernes, 18 de septiembre de 2015

Recordando al Laco que conocí



                                                       
 
 
 
Los cuentos del hermano Laco me enamoraron cuando era muy joven; sus conversaciones literarias –las pocas o muchas que asistí- me hicieron viajar por el mundo; el proyecto político de Laco, al cual me sume sin chistar, tenía la bondad de un político, la sinceridad del chiapaneco  y las ganas de cambiar el universo miserable de Chiapas. No caminó porque él tomo una decisión que aún no entiendo: en pleno jolgorio zapatista dejó, sin anunciarlo y en plena oscuridad, la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) que presidia don Samuel Ruíz.
Todo para aceptar una oferta del entonces gobernador Eduardo Robledo Rincón (La Bruja), ser secretario general del Gobierno de Chiapas.
Agarró canicas quebradas y desechó el milenario ámbar.
Decidió no sólo dejar la Conai y sumarse a un gobierno que nació fracasado. Abandonó también a muchos de los que seguíamos su proyecto y de tajo rompió con sus dos de sus mejores amigos: los poetas chiapanecos Oscar Oliva y Juan Bañuelos.
Él estaba enfilado a ser el primer gobernador de la izquierda en México. Y nada más ni nada menos que en la frontera con América Central. Así lo había planificado él y un grupo que convoco el propio Laco. La decisión de sumarse a un gobierno ilegítimo como el de Eduardo Robledo Rincón (padre del actual senador Zoé Robledo) nos alejó. Hace apenas un año nos volvimos a reencontrar con el tema de Cuba. Quedó pendiente una entrevista y una plática sobre el país que los dos consideramos como una segunda patria.
 
 
 
Crecí en el periodismo y la política siguiendo sus pasos. Teníamos amigos comunes clandestinos que hacían un trabajo difícil reivindicando a los indígenas tsotsiles, tojolabales, choles o tseltales. Siempre los apoyo. Fue un hombre cabal hasta su vinculación con La Bruja. Había vinculación con grandes luchadores del movimiento guerrillero de Guatemala, El Salvador y vinculados con  los verdaderos Sandinistas, no me refiero a los sandinistas de hoy que comanda el cacique pueblerino de Daniel Ortega. Laco era un hombre que creía en la igualdad entre los que habitamos la tierra o, por lo menos, que naciéramos, creciéramos parejos. Ese fue el papel que desarrollo como actor en las tres memorables películas: Reed, México insurgente (1970), Campanas rojas (1982), El Norte (1983) y  De tripas, corazón (1996).
Conocí a Paul Leduc, gracias a mi amiga Lourdes Pallais, como 30 años después que se estrenó Reed, México insurgente (1970). Quería mucho a Laco. Después de la película se hicieron grandes amigos. Paul Leduc es un hombre que creyó tanto en Laco que le resbalaron las críticas sobre la actuación de Eraclio Zepeda en Reed, México Insurgente.
 
 
 
No había forma de cómo criticar una excelente película de Leduc con un tema polémico en el México de los setentas. Se ensañaron con el papel de Eraclio Zepeda como Pancho Villa. Decían que era un Pancho Villa chiapaneco. Laco simplemente se reía. (CVV).
                                                         Juan Balboa
                                                         Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.
                                                         El día que enterraron a Laco.
                                                                             
 
                                                         
    
Reparto de Reed, México Insurgente. 
Claudio Obregón
 John Reed
 Eduardo López Rojas
 general Tomás Urbina
 Ernesto Gómez Cruz
 capitán Pablo Séañez
 Juan Ángel Martínez 
 teniente Julián Reyes
 Carlos Castañón
 Fidencio Soto
 Víctor Fosado
 Isidro Amaya
 Lynn Tillet
 Isabel
 Hugo Velázquez
 Longino Güereca
 Eraclio Zepeda
 Pancho Villa
 Enrique Alatorre
 Venustiano Carranza
 Carlos Fernández del Real
 Felipe Ángeles
 Max Kerlow
 Antonio Swafeyta, cochero
 Héctor García
 García, periodista
 Luis Suárez
 Periodista
 Ignacio Lavilla
 Cura
 Luis Jaso
 Secretario de Carranza
 Galdino Gómez
 Mayor, ayudante de Urbina
 Mario Castillón Bracho
 Mercenario norteamericano
 Carlos Carrillo
 Cantinero
 Carlos Méndez
 Dinamitero
Claudio Obregón: John Reed
Eduardo López Rojas: general Tomás Urbina
Ernesto Gómez Cruz: capitán Pablo Seáñez
Juan Ángel Martínez: teniente Julián Reyes
Carlos Castañón: Fidencio Soto
Víctor Fosado: Isidro Anaya
 
 
 
 
 

jueves, 17 de septiembre de 2015

Una despedida para el amigo Eraclio Zepeda





                                                         



                                                    


Para despedirme de un gran amigo como lo fue Eraclio Zepeda retomo el pequeño y hermoso texto de la autoría de Octavio Paz refiriéndose al excelente escritor chiapaneco:

“La primera y única vez que vi a Eraclio Zepeda me pareció una montaña. Si se reía, la casa temblaba; si se quedaba quieto, veía nubes sobre su cabeza. Es la quietud, no la inmovilidad. Un signo fuerte: la tierra áspera que esconde tesoros y dragones. El lugar donde viven los muertos y los vivos guerrean”. (CVV).