miércoles, 13 de enero de 2016

Éxodo cubano desde tierras mexicanas



Juan Balboa
22 de mayo de 2008
México, D. F,.- Un alto porcentaje de los 20 mil cubanos que llegaron a radicar a México —casados con mexicanos, por visitar a familiares, vinculados con el espectáculo y la cultura, estudiantes o comerciantes— en los años 90, iniciaron el éxodo a finales del gobierno de Vicente Fox y actualmente radican en Estados Unidos.

De acuerdo con varias fuentes de México y Cuba, principalmente la subsecretaría de Asuntos Migratorios de la Secretaría de Gobernación, y la Dirección de Asuntos Consulares de Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE) del Ministerio de Relaciones Exteriores, los cubanos que se asentaron en nuestro país deslumbrados por las facilidades que les ofrecía el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se sumaron al flujo masivo migratorio hacia el país del norte para beneficiarse con la llamada Ley de Ajuste Cubano, aprobada por Estados Unidos desde los años 60 y que autoriza en automático a un cubano radicar en ese país.

La habanera Nadiezhda Socarrás formó parte de los isleños que llegaron a México a finales de los ochenta y principios de los 90. Vivió legalmente 14 años en la ciudad de México con la esperanza de un “futuro mejor”.

Nunca lo encontró y decidió, al igual que unos 18 mil de sus compatriotas, marchar a la frontera norte de México para radicar en el país vecino.

“Preocupada por el futuro de mi hijo de 11 años de edad”, narra a EL UNIVERSAL, “y por el futuro incierto en México”, tomé la decisión de cambiar de residencia: de la ciudad de México a Nueva York”.

Viajó de la central de autobuses del norte a Matamoros, Tamaulipas. Así recuerda su larga odisea:

“La guagua (autobús) salía a las dos de la madrugada. Nos fuimos mi esposo de origen mexicano, mi hijo y yo. Hicimos un viaje perfecto, sólo de vez en cuando el Ejército mexicano detenía la guagua para revisarla. Finalmente llegamos a nuestro destino y los nervios nos invadieron”, narra.

A las cuatro de la madrugada abordaron un taxi para llegar al puente de Matamoros. Recuerda que un taxista los trasladó hasta la línea fronteriza, donde el personal de Inmigración de Estados Unidos les exigió la documentación.

“En ese momento se acercaron dos oficiales de Inmigración estadounidense, un hombre y una mujer. Yo pedí acogerme a la Ley de Ajuste Cubano por ser cubana por nacimiento, al igual que mi hijo por ser hijo de cubana y menor de edad. Todo esto con identificación y acta de nacimiento en mano. En cuanto les mostré la documentación no la soltaron más”.

Los llevaron, incluido su esposo mexicano, a la oficina de Inmigración que está del lado de Brownsville. La misma pregunta.

—¿Qué hacen aquí? La misma respuesta. “Soy cubana y quiero acogerme a la Ley de Ajuste Cubano”. Se sentó en una sala de espera en donde se encontraban otros 20 cubanos en similar situación.

A su esposo mexicano lo revisaron de pies a cabeza. Le hicieron varias preguntas. Le quitaron todas las copias de su documentación y revisaron su mochila con objetos personales. Unos minutos después la orden fue tajante para el esposo mexicano: “¡Regrésese a México, no puede pasar!”.

A las dos de la tarde una oficial le invitó a entrar a un privado para una larga entrevista. “Nos tomaron fotos, huellas digitales y me dijeron que esperara afuera. Dos horas más tarde me llamaron nuevamente a la ventanilla para firmar documentos”. Finalmente a las cinco de la tarde le entregaron el famoso Parole, una identificación oficial para los cubanos que arriban ilegalmente a Estados Unidos y los convierte en legales residentes.

“Ya la hice”, expresó desarropándose de los nervios. Tomó un taxi a los autobuses Greyhound. La guagua, recuerda, hizo paradas en varios estados y ciudades. Tres veces cambiaron de unidad.

Luego de 52 horas de viaje llegaron a Port Authority Bus Terminal en Manhattan, NY. Ahí estaban sus tías paternas que radican desde hace más de 40 años en esa ciudad. “Empecé a vivir de verdad el sueño americano”, recuerda.

 

 

Los privilegios de los Cubanos en EU; la Ley de Ajuste Cubano.



La migración cubana por México; los privilegios de los cubanos en EU
 
 
 

Los que gobernaban Estados Unidos a principios de los sesenta -John F. Kennedy era presidente; y el temible John Edgar Hoover manejaba la inteligencia y contrainteligencia estadounidense- decidieron que fomentando la salida de vietnamitas, chinos y cubanos darían en el traste a los gobiernos comunistas. Mala decisión. Vietnam le propino una paliza a Estados Unidos; China se convirtió en la segunda potencia y Cuba sobrevivió a más de medio siglo de hostigamiento de todo tipo, está documentado que una tres docenas de veces intentaron matar a Fidel Castro. No lo lograron. Después de la derrota en Vietnam, Estados Unidos desapareció la ley que fomentaba la migración porque, decían, era violación a los derechos humanos. A China se lo quitaron antes, ya sabían lo que venían. La ley  que fomenta la salida de cubanos a Estados Unidos se mantiene. Se llama Ley de Ajuste Cubano. Escuche hoy miércoles 13 de enero 2016 a dos personas que ejercen el periodismo: una de Chiapas y otro de California, Estados Unidos. Ninguno sabía de la famosa Ley que tiene más de 50 años. Escribí mucho sobre la Ley de Ajuste cubano y fue tema de varias conversaciones en universidades. Quiero retomar un texto leído y discutido en la Universidad de Quintana Roo. El presidente era Vicente Fox, pero las relaciones México-Cuba estaban en su peor momento. Ojalá sirva para entender los privilegios que los cubanos tienen en Estados Unidos, privilegios que acabará pronto. Recuerdo que Enrique García Cuéllar me hizo el favor de leer el texto, quería una opinión de lo que estaba escribiendo. No recuerdo con precisión lo que me dijo Enrique, pero fue algo así: “Buen texto, existe aún la ley”. Me reí, le respondí, claro que existe. Es muy importante, en ninguna foto encontraran una cubana o un cubano desnutrido.

 Va el texto.

 

                                  Seminario Quintana Roo en la

                                             frontera: los diversos rostros de la

                                            migración.

                                            Chetumal, Quintana Roo.

                                            1 de marzo del 2007.

Juan Balboa

En el siglo pasado, la frontera de México con los países del Caribe —particularmente Belice y Cuba— fue una frontera invisible para los mexicanos en general y cómoda para los gobiernos de la república que ostentaron el poder en nuestro país. La república de Belice nos despertaba la curiosidad por tenerla tan cerca y  a la vez estar tan lejos a una sociedad que hasta finales del siglo pasado sufrió el colonialismo inglés, a diferencia de nuestra vinculación milenaria con Guatemala.

Cuba la conocimos, primero por los vínculos culturales, en especial la música y el espectáculo, y, posteriormente, por el triunfo de su revolución y la defensa de la misma por uno de los presidentes mexicanos que ha logrado trascender en la historia del país: Lázaro Cárdenas.
 
Pero fueron casi siempre fronteras fáciles o convenientes.

De repente la redescubrimos. En un abrir y cerrar de ojos la ubicamos muy cerca de los mexicanos. Pareciera que un sunami la hubiese impulsado y ubicado justo al lado de México. De la noche a la mañana ahí estaba, era nuestra frontera con el Caribe, pero desde luego ya no es una frontera cómoda.

Los últimos dos sexenios, en especial el de Vicente Fox, colocaron a México en una posición geopolítica complicada en el contexto mundial;  grave en su relación diplomático-política con los países de América Latina, pero la complicación se agudiza, sobre todo, debido a la complacencia de Fox con el gobierno de George Bush, lo que generó una situación de enfrentamiento y alejamiento con Cuba. Uno de sus saldos es el aumento desmedido de la migración cubana por territorio mexicano, un fenómeno que apenas inicia y no imaginamos su magnitud en un periodo relativamente corto.

               La  migración cubana a Estados Unidos

Los primeros días del mes de enero de 1959 cayó el gobierno de Fulgencio Batista, y toma el poder el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el Ejército Rebelde encabezado por Fidel Castro. Cinco años después, se inicia la historia de las migraciones masivas de cubanos a Estados Unidos, al dar refugio, el país del norte, a unos tres mil ciudadanos cubanos vinculados con el gobierno derrocado. Esta primera oleada de inmigrantes fue conocida como “los refugiados de Camarioca”.
 
Paralelamente se iniciaron los llamados “vuelos de la libertad”.

Estados Unidos institucionalizó la migración de los cubanos al aprobar el Congreso estadounidense el 2 de noviembre de 1966  la Ley Pública 89-732, conocida comúnmente en español como la “Ley de Ajuste Cubano”, la cual permite al Fiscal General, a su discreción y conforme a las regulaciones que él pudiera prescribir, ajustar el status inmigratorio que tenían los refugiados cubanos que se encontraban en los Estados Unidos al de residentes permanentes.

La “Ley de Ajuste Cubano”, vigente hasta nuestros días, es simplemente el facilitador legal para los cubanos que hayan sido admitidos o puestos bajo libertad condicional (bajo palabra) y así ajustar su status de inmigrantes al de residentes permanentes. La ley legalizó lo que ya venía ocurriendo en términos de privilegiar a la migración ilegal cubana, dándole un carácter de refugiados y de esa forma alentando el éxodo hacia Estados Unidos. Esta fue una práctica extendida en la época de la guerra fría contra los países considerados comunistas.

La incongruente y arbitraria política migratoria aplicada por los Estados Unidos contra Cuba ha provocado, desde 1965, tres grandes oleadas migratorias: Camarioca, 1965; Mariel, en 1980, y la denominada “crisis de los balseros”, en 1994.

Los mayores éxodos de cubanos a los Estados Unidos se pueden dividir en seis etapas: la primera ola de unos 270 mil cubanos llega al país del norte inmediatamente después de la revolución y de la conocida como “Crisis de los Misiles Cubanos” de 1959 a 1964.  La segunda, de unos 300 mil cubanos, llegó durante los llamados “vuelos de la libertad” de 1965 a 1973. Este segundo grupo era económicamente menos privilegiado que el primero. Lo componían trabajadores técnicos, obreros manuales y menos profesionistas.

 Los dos primeros grupos de exiliados fundaron las bases para la creación de un enclave económico cubano en el sur de Florida.

 Un   tercer grupo incluye a los cubanos que vinieron a los Estados Unidos entre 1974 y 1979, cuando la migración disminuyó. El cuarto éxodo masivo se registra en 1980 con el famoso Mariel. Después de que miles de cubanos se refugiaran en la embajada peruana en La Habana pidiendo asilo, el gobierno cubano abrió el puerto de Mariel permitiendo que todos los que quisieran dejar la isla lo hicieran de una manera ordenada. Sin embargo, el éxodo se dio caóticamente, 125 mil cubanos salieron del puerto de Mariel, y la mayoría de ellos finalmente se estableció al sur de Florida.

La quinta etapa registra pocas salidas a Estados Unidos. Los que llegaron entre 1981 a 1989 eran adultos, en su mayoría que habían nacido con la revolución cubana. Finalmente, el sexto grupo se compone de aquellos que vinieron a los Estados Unidos entre 1990 y 2000, después de la caída del bloque soviético en 1989.
 
En este bloque sobresalen la llamada crisis de los balseros (1994), el último de los éxodos masivos de Cuba a Estados Unidos, el éxodo que provocó que Estados Unidos  cambiara la política preferencial de puertas abiertas a los inmigrantes cubanos, estableciéndose en su lugar la política de “pies mojados/pies secos”, con esto se entiende que los cubanos que encuentren en alta mar son regresados a la isla, mientras que a aquellos que pisan tierra, se les concede asilo.

 México en la coyuntura de la ley de Ajuste Cubano

 Se podría decir que la séptima etapa de la migración cubana a Estados Unidos inició con el presente siglo, teniendo como el principal actor a  México.

La política de pies mojados/pies secos provocó que nuestro país fuera visto por la migración cubana como el paraíso terrenal. Esta nueva realidad coincide con la llegada del gobierno derechista del presidente Vicente Fox. De la mano de Fox arriba a la Secretaría de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda, un hombre transformado en un opositor radical al régimen de Castro, al que en algún momento apoyó.

Desde un principio, el gobierno foxista politizó la migración cubana. El parte aguas de la migración masiva que hoy se registra en México se inicia cuando Castañeda asegura en una reunión en Miami con poderosos exiliados cubanos, que las puertas de México están abiertas a todos los cubanos, y hace una crítica a la dictadura la isla. Días después la embajada de México en la Habana fue asaltada por isleños que pedían asilo a nuestro país.

Si bien ya existían registros en los ochenta y noventa de la migración ilegal cubana por el territorio mexicano, principalmente en la frontera que comparten el estado mexicano de Chiapas con el departamento guatemalteco de San Marcos, el régimen de Vicente Fox y la política norteamericana de pies secos/pies mojados, alentaron las salidas de cubanos hacia territorio mexicanos.

 Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Veracruz y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México son los puntos neurálgicos de la migración cubana hacia nuestro país con el objetivo de lograr pisar, a tan sólo unos centímetros de distancia, suelo estadounidense para que sean acogidos con bombo y platillo.

Saber a ciencia cierta el número de cubanos que atraviesan diariamente territorio mexicano es casi como intentar callar a Vicente Fox en su perorata internacional. El último dato oficial que se conoce lo dio a conocer Lauro López Sánchez, ex comisionado del Instituto Nacional Migración (INM) y ex subsecretario de Gobernación, quien confirmó que en el 2005 unos 13 mil cubanos lograron atravesar el territorio nacional para pedir asilo en Estados Unidos, y otros 500 caribeños fueron retenidos en estados mexicanos y repatriados a Cuba.

Datos extraoficiales de los Estados Unidos señalan que por lo menos unos dos mil cubanos utilizan cada mes el territorio mexicano para acogerse a la famosa ley de Ajuste Cubano. Por lógica, los intentos en balsa por llegar a la Florida han disminuido.

El Instituto Nacional de Migración ha registrado en los últimos años incrementos importantes de cubanos que han recalado en las costas de Quintana Roo, Yucatán y Campeche, pero también existe un aumento en los ilegales de la isla que atraviesan caminando la frontera que comparten México y Guatemala. Autoridades migratorias del sexenio foxista expresaron en algunas ocasiones su preocupación por el aumento de llegadas de ciudadanos de la isla, al grado de señalar que en el futuro inmediato podría convertirse en un problema de seguridad nacional.

En el año fiscal de Estados Unidos del 2006, —desde el 1 de octubre del 2005 al pasado 30 de septiembre—, más de 700 cubanos llegaron a Puerto Rico vía marítima, de los cuales 87 fueron enviados a República Dominicana, según datos de la Patrulla Fronteriza. 

Unos mil cubanos indocumentados han sido detenidos en México (coincide con los datos oficiales mexicanos de detenciones), en su mayoría tras viajar en embarcaciones desde Cuba, mientras que 347 cubanos han viajado por mar a Honduras con el fin de llegar a México y buscar luego refugio en territorio estadounidense. No se conocen cifras oficiales del gobierno de Estados Unidos, del número de cubanos que son aceptados cada año en la frontera común con México.

 Por lo menos cien cubanos llegan cada mes a la ciudad de México por vía aérea procedente de países de América del sur; con la ayuda de alguno de los miembros de la seguridad del aeropuerto capitalino, atraviesan sin problema por el pasillo interno del aeropuerto de las llegadas internacionales a la sala a donde arriban los pasajeros de vuelos nacionales. 

Pagan unos 5 mil dólares a una red de traficantes de personas con sede en Miami, Florida, la misma red, según datos obtenidos en el Instituto Nacional de Migración, que controla también cuatro rutas: dos en la frontera de Chiapas y  Tabasco con Guatemala; una más en la frontera de Quintana Roo con Belice y una cuarta en el estado de Yucatán.

Todas las rutas de los traficantes de ilegales cubanos o de familiares de éstos, prefieren la ruta del Golfo de México. Es tan fácil el traslado que existen entre Quintan Roo y Tamaulipas, o entre Chiapas y Tamaulipas, hoteles que han sido anunciados en Internet para brindar alojamiento en la ruta hacia los Estados Unidos. En la frontera de Reynosa, Tamaulipas, el ciudadano de la isla solo tiene que caminar unos 100 metros, poner una moneda, poner los pies en un centímetro del territorio norteamericano y gritar que es cubano para que las autoridades no sólo no le impidan el paso, sino que le proporcionen seguridad, sustento y la residencia permanente.

El gobierno de Vicente Fox no sólo alentó la llegada de cubanos a México en su afán de “ayudar a la democratización” de la isla, sino que también resistió a lograr un acuerdo migratorio entre los dos gobiernos para ordenar la repatriación.

La emigración cubana ilegal hacia México aumentó de forma alarmante desde el segundo año del gobierno del presidente Vicente Fox, justo cuando las relaciones diplomáticas entre México y Cuba empezaron a convulsionarse y el gobierno mexicano politizó las conversaciones entre ambas naciones para lograr la repatriación de cubanos que llegaban a territorio mexicano.

La falta de un acuerdo migratorio entre los gobiernos de México y Cuba, estimuló en los últimos ocho años la migración masiva de ciudadanos de la isla por el territorio mexicano. La administración del presidente Vicente Fox rechazó firmar un acuerdo migratorio con el gobierno de la isla, argumentando que la migración cubana estaba controlada y su objetivo era Estados Unidos. Hoy, la migración cubana ya empieza a ser considerada como un problema de seguridad nacional, primordialmente por la amenaza de un futuro éxodo masivo al territorio nacional.

Si con Vicente Fox fue difícil lograr un acuerdo migratorio para controlar la migración de ciudadanos de la isla por territorio mexicano, con el gobierno de Felipe Calderón esto será un esfuerzo de titanes. Con Cecilia Romero Castillo al frente del Instituto Nacional de Migración las posibilidades de lograr un acuerdo migratorio entre México y Cuba para detener la ola migratoria de cubanos no es tarea fácil.

La nueva comisionada de migración del gobierno de Felipe Calderón fue durante los seis años del gobierno foxista la principal promotora de campañas anticastristas en México, y una de las impulsoras de los movimientos de exiliados cubanos en Miami.

Las relaciones fraternas de la ex senadora con el exilio llegaron al extremo de impulsar una campaña de “adopción” de presos políticos cubanos, la cual consistía en provocar que su “situación  infrahumana cambie dentro de las prisiones de la isla caribeña”.

 En febrero del 2005,  la entonces senadora de la república presentó a diputados y senadores del Partido Acción Nacional (PAN) un programa para “apadrinar” a un disidente cubano preso en la isla. Romero dijo que la pretensión era que entre todos “seamos capaces de hermanar a todos los presos cubanos”, en especial, pidió por los que fueron detenidos en marzo de 2003 por promover el "Proyecto Varela".

Lo explicó así: "El programa consiste en que cada legislador, en lo individual, celebre un hermanamiento con un disidente cubano, de tal manera que a éste se le haga saber que alguien fuera de Cuba está interesado en su caso y que su voz puede ser escuchada en el exterior”.

 En esas fechas, miembros de la Asociación por la Tercera República cubana que representa a México y Latinoamérica, revelaron que asesorarían a la legisladora Cecilia Romero en el proyecto que se promovía en todo el país entre los militantes de ese partido político, para adoptar un preso cubano.

 Meses antes (agosto del 2004), Cecilia Romero se reunió con miembros del Movimiento Cubano Unidad Democrática (MCUD) y la Asociación Cívica Cubano-Mexicana. Los líderes anticatristas  le pidieron intervenir para que el gobierno mexicano pasara de una “posición pasiva frente a las conocidas violaciones a los Derechos Humanos en Cuba, a la etapa activa”.
 
La legisladora prometió ayudar “ampliamente en todo lo que esté a mi alcance para lograr mejorar las condiciones de los prisioneros políticos y tratar de forzar al régimen de la Habana para que termine la conocida cadena de violaciones de Derechos Humanos que comete a diario y de forma arbitraria”.

 La posición de la encargada de la política migratoria del actual gobierno no ha cambiado.

                  La amenaza de un éxodo masivo  a México

 Los gobiernos de Estados Unidos y México temen que nuestro país sea el objetivo próximo de un éxodo masivo (el cuarto) incontrolable de cubanos. Los dos países, de acuerdo con información no pública de la Secretaría de Gobernación, elaboran un plan de contingencia, en prevención de una vertiginosa escalada del fenómeno.

Cada verano se escucha en los Estados Unidos esta frase: “Mares en calma presagian temporada de balseros". Hoy, desde luego, la misma frase se ha acuñado para México. La migración cubana por nuestro territorio ha puesto en alerta al gobierno federal, al grado que realizan preparativos y aplicación de medidas para prevenir un eventual éxodo masivo de cubanos, principalmente a la muerte de Fidel Castro.

México teme una ola migratoria de cubanos por su territorio, pero también en Estados Unidos hay preocupación. Los dos países podrían iniciar patrullajes conjuntos en los litorales de México y el Caribe. El gobierno norteamericano presiona para reforzar el patrullaje en el mar caribeño con el pretexto de un posible éxodo cubano y el argumento hueco de la amenaza reciente de Al Qaeda de atacar las zonas petroleras de nuestro país.

Todo indica que lo lograrán. El viernes pasado, Canadá, Estados Unidos y México acordaron en Ottawa consolidar en un corto tiempo "fronteras seguras e inteligentes". Al término de la segunda reunión ministerial de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa Castellano, dejó en claro que construir fronteras seguras e inteligentes responde "a los más altos intereses de México".